Nuestro primer paseo. Era su primera vez en Donostia. Nos habíamos conocido a través de las redes sociales y tras meses de emails, whatsapps e interminables conversaciones telefónicas, por fin venía. La iba a conocer en personas y no podía fallar en este primer encuentro. ¿Qué hago? ¿A dónde la llevo? ¿Qué le cuento de nuestra ciudad?… En fin, un mar de dudas y nervios.
Le recogí a eso de las 8 de la tarde en la estación y, tras dejar las maletas, nos fuimos a lo Viejo. Aún recuerdo el día, hace ya 10 años. El frío y el sirimiri. El paseo por Fermín, la Consti y la visita a mi (nuestro) primer bar. Su primer pintxo. No podía ser otro, la antxoa con centollo del Txepetxa y Manu con la botella de txakolí en alto, escanciando un Txomin Etxaniz. Le encantó el ambiente, el bullicio y sobre todo el sabor de esa bendita antxoa. Nuestro primer paseo juntos fue en Lo Viejo. Su primer bocado en esta ciudad, también. Creo que nuestra gastronomía ha hecho más por consolidar nuestra relación que yo mismo. Diez años después de aquel primer paseo por Lo Viejo, seguimos juntos y seguimos yendo juntos a visitar a Manu en el Txepetxa. Nuestro rincón en Donosti… nuestro sabor imborrable.