Casa Alcalde: un siglo de auténtico sabor donostiarra

El bar Casa Alcalde cumple 100 años ligados a dos tradiciones: el pintxo y el mundo taurino 

Es historia viva de Donostia. Sus paredes han visto pasar una república, una dictadura y la llegada de la democracia. Fue en el año 1912 cuando Casa Alcalde abrió por primera vez sus puertas en la Calle Mayor en Alde Zaharra, con la familia Alcalde al frente del negocio.  No fue hasta el año 1981 cuando el bar pasó a estar en manos de Joseba Iraizoz, cocinero de profesión y con una trayectoria culinaria encomiable. Cuando éste falleció, su sobrina Arantxa Ciaurriz tomó las riendas del negocio en 2011 y hasta hoy.

Un bar que comenzó con propuestas humildes como pintxos de queso de burgos, pintxos de bonito encebollado… y por supuesto, su mítico bocadillo de jamón ibérico, conocido y reconocido en el mundo entero. «Antes llegábamos a vender hasta 3.000 bocadillos de jamón en un día», explica su propietaria. Pero eso fue hace mucho tiempo. En una  época en la que los pintxos se comían con la mano, sin cubiertos,  «La época del palillo», así lo denomina su propietaria. «El camarero te cobraba sumando los palillos que dejabas en cada plato. ¿Y qué hacía la gente? Escondían los palillos para no pagar», nos explica Arantxa.

Con Joseba Iraizoz, el local vivió una gran reforma de arriba abajo: «Cuando hicimos la obra en el bar nos encontramos miles de palillos por todos lados: en el suelo, las paredes…», confiesa entre risas su propietaria. Así, Casa Alcalde pasó de ser un bar con barra, a ser un bar con barra y con un «comedor de categoría». Hoy, una suculenta barra de pintxos salta a la vista, con sus clásicas propuestas, pero también con otro tipo de propuestas más actuales como la caxuelita de gulas, pintxo de txangurro, pintxo de morcilla con pimientos, alcachofas con jamón, guisado de toro, secreto ibérico a la brasa…Y todo elaborado con producto local y de temporada.

Pero sus pintxos no son lo único llama nuestra atención. También lo hace toda la cartelería taurina que envuelve el local: fotografías, recortes de periódico y carteles que delatan su estrecha vinculación con el mundo taurino. «Antes de que mi Joseba cogiera el local, ya había carteles taurinos. Se decía que eran históricos, muy importantes. Y mi tío decidió seguir ampliando la colección». 

Con más de 100 años de historia a sus espaldas, Casa Alcalde se ha convertido en un icono de nuestra gastronomía. Desde su fundación hasta hoy, son miles los clientes que han pasado por este emblemático bar, pero al otro lado de la barra su forma de ser y de hacer sigue siendo la misma: buena materia prima y mucho cariño. Ese es el secreto de su historia. Una historia que comenzó hace un siglo pero que hoy, continúa más viva que nunca.