az - alde zaharra
Ilustración de una pareja con una niña paseando
En Alde Zaharra

Está tu sitio

Alde Zaharra es un lugar de encuentros y reencuentros. Un lugar para compartir tus mejores momentos en la barra de un bar o alrededor de una mesa. Un lugar para disfrutar de una amplia oferta gastronómica que recorre desde lo más tradicional hasta los nuevos platos. Encuentra tu sitio aquí y disfruta de una magnífica experiencia gastronómica.

Ilustración de una pareja con una niña paseando
En Alde Zaharra

Está tu sitio

Alde Zaharra es un lugar de encuentros y reencuentros. Un lugar para compartir tus mejores momentos en la barra de un bar o alrededor de una mesa. Un lugar para disfrutar de una amplia oferta gastronómica que recorre desde lo más tradicional hasta los nuevos platos. Encuentra tu sitio aquí y disfruta de una magnífica experiencia gastronómica.

Bar - Restaurante

Casa Urola

Tradición, modernidad y muuucho talento
Fermín Calbetón, 20. 20003 Donostia – San Sebastián
943 44 13 71

Casa Urola lo tiene todo. Y cuando digo todo, es todo: dos Soles Repsol, un menú de estrella Michelín y un chef galardonado con el Premio Euskadi de Gastronomía al mejor restaurador 

«Porque fueron, somos y porque somos, serán». Ese es el mensaje que encontramos en la carta del bar Casa Urola. Un mensaje que define muy bien toda su historia. Una historia que comenzó en 1956 pero que hoy continúa más viva que nunca con Pablo Loureiro, como jefe de cocina y Begoña Arenas, como jefa de sala, al frente del negocio.

Cocinero de profesión y curioso de vocación, el chef nos sorprende con una cocina llena de sabores y matices que plasman su fructífera trayectoria. Se inició en Rodil, un popular restaurante de la ciudad fundado por sus abuelos y dirigido más tarde por sus padres. Más tarde pasó a tomar las riendas del antiguo Branka hasta que el 13 de agosto de 2012 decidió dar el salto a lo que él considera hoy su hogar: Casa Urola.

A lo largo de todo este tiempo, el chef ha logrado hacerse con una manera de ser y de hacer única. «Una cocina tradicional actualizada, en el que la honestidad del producto se potencia con los aromas y los sabores de la parrilla vegetal. Esa es seña de identidad del establecimiento», señala.

Tras cruzar la puerta de entrada de Casa Urola, lo primero que salta a la vista es una sencilla pero surtida barra de pintxos tradicionales fríos, y una carta de pintxos clásicos y de temporada, elaborados siempre con la mirada puesta en el origen.  «Ahora en invierno, dentro de los pintxos de temporada están las alcachofas a la plancha con una base de crema de calabaza y praliné salado de almendras o pechuga de paloma con patatas fritas de paja y un duxelle de champiñones». 

Una esencia que el chef conserva y defiende día sí y día también: «Cuando voy a una nueva ciudad, sólo con ver la barra de un bar, sé donde estoy. Y eso es lo que hago con Casa Urola. Apuesto por lo que es de aquí».

Tartaleta de hongos, piñones y queso Idiazabal, cazuelita de bacalao Ajoarriero, txipirón a la plancha, vinagreta de tomate y piperrada….No cualquiera se resiste a probar sus sugerentes propuestas. Por eso, allí, en su «txoko», la codiciada mesa de la planta baja, separada de la cocina por solo una puerta, me animé a saborear algunas de sus propuestas.

Comencé con su clásica «Carmelita». Un pintxo frío que, según lo sacan de la cocina, no dura ni tres segundos en la barra (y con razón), que consta de una base de pan frito en aceite de ajo, una anchoa, una lámina de huevo duro, un langostino y con un toque final de mayonesa de ajetes. Seguí con unas exquisitas alcachofas a la plancha, con una base de crema de calabaza y un praliné salado de almendras. Una propuesta que comparte protagonismo con mi última propuesta. Un suculento bocado de vieira, elaborado con ajo blanco, vinagreta de café, algas fritas y un laminado de almendras.

Tras ese festín, yo sólo puedo decir una cosa: rebañé tanto el plato que uno de los camareros me advirtió que «tienen lavavajillas». Creo que con eso lo digo todo.

¿Qué hay que tener para dedicarse a esto?, le pregunto. «Pasión», me contesta. «Te tiene que gustar la cocina y la gastronomía». Si algo me ha quedado claro en mi visita a  Casa Urola es que Pablo y todo su equipo llevan el arte culinario en la sangre. Y eso se plasma en toda su carta. Una auténtica delicia culinaria que rinde un homenaje sincero a nuestras tradiciones, a esa cocina de toda la vida.