az - alde zaharra
Ilustración de una pareja con una niña paseando
En Alde Zaharra

Está tu sitio

Alde Zaharra es un lugar de encuentros y reencuentros. Un lugar para compartir tus mejores momentos en la barra de un bar o alrededor de una mesa. Un lugar para disfrutar de una amplia oferta gastronómica que recorre desde lo más tradicional hasta los nuevos platos. Encuentra tu sitio aquí y disfruta de una magnífica experiencia gastronómica.

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Cervecería

La Mejillonera

La Mejillonera, 45 años de historia para todos los públicos
Comer una ración de mejillones o bravas en la Mejillonera es viajar en el tiempo. Y no sólo porque su sabor y aroma es igual que hace cincuenta años, sino porque Armando Escudé, propietario del bar La Mejillonera de Donostia, es hijo de Alfredo Escudé, fundador de La Mejillonera, junto a su socio, Javier González.
Calle del puerto 15, Donostia-San Sebastián
943 42 84 65

La Mejillonera comenzó su andadura en la década de los setenta en Valladolid cuando Gónzalez fusionó la salsa picante de los calamares de “El Calamar Bravo” y los mejillones de “La Ría”, dos establecimientos hosteleros de Zaragoza y Madrid, respectivamente. No quedó contento con el resultado, así que sacó el máximo partido a la salsa añadiéndola sobre una ración de patatas cocidas. De ese modo nació La Mejillonera en Valladolid a principios de la década de los sesenta.

Pero lo que González nunca imaginó es que de ahí saldrían sus tres productos estrella: los calamares, las patatas bravas y los mejillones, cocinados al vapor, con tomate y, con mayonesa con picante. Sota, caballo y rey. Y nada más. Ni falta que hace.

A medida que La Mejillonera fue ganando popularidad, el negocio fue expandiéndose. Desde Valladolid, pasando por Burgos hasta llegar a Donostia en 1976. Un bar con una barra pequeña, pero de gran calidad.

La Mejillonera es un bar para todo tipo de públicos. Y como menciona Escudé, esa es la razón por la que hoy sigue viento en popa: “Lo mismo te viene un adolescente a por una ración de patatas bravas como una persona de edad avanzada en busca de una ración de mejillones con tomate”.

La Mejillonera es un bar de la vieja escuela. Un bar donde aún se come de pie. De esos donde los camareros cantan a voz de grito las raciones que piden los clientes. Y de los que tocan la campana cuando los clientes dejan propina.

La Mejillonera rebosa personalidad. Y es que pese a su aspecto renovado, mantiene la esencia de siempre. Un proyecto que nació con honestidad, sin pretensiones: una cocina tradicional al alcance de todos. Y que su éxito reside en una forma de ser y de hacer que lo hace único.

A medida que La Mejillonera fue ganando popularidad, el negocio fue expandiéndose. Desde Valladolid, pasando por Burgos hasta llegar a Donostia en 1976