Alde Zaharra es un lugar de encuentros y reencuentros. Un lugar para compartir tus mejores momentos en la barra de un bar o alrededor de una mesa. Un lugar para disfrutar de una amplia oferta gastronómica que recorre desde lo más tradicional hasta los nuevos platos. Encuentra tu sitio aquí y disfruta de una magnífica experiencia gastronómica.
Alde Zaharra es un lugar de encuentros y reencuentros. Un lugar para compartir tus mejores momentos en la barra de un bar o alrededor de una mesa. Un lugar para disfrutar de una amplia oferta gastronómica que recorre desde lo más tradicional hasta los nuevos platos. Encuentra tu sitio aquí y disfruta de una magnífica experiencia gastronómica.
Una amplia tasca especializada en excelentes pintxos de anchoa nos sorprende tras cruzar la puerta de entrada del bar Txepetxa. Pese a su aspecto real, son reproducciones perfectas de sus especialidades gastronómicas Pero aviso a navegantes: aunque usen como reclamo réplicas de sus pintxos, en el Txepetxa la frescura es esencial y todo lo que se sirve se prepara al instante.
Pero, ¿Por qué anchoas?
Así lo recuerda el actual propietario Manu Marañón: “El Txepetxa es un viejo dinosaurio de un tiempo en el que los bares de la Parte Vieja se especializaban en una sola cosa. Se alejaban de una simple tasca para ofrecer lo mejor”.
Su historia se remonta a 1972, cuando Josetxo Marañón y Mari Carmen Ramos, padres de Manu, abrieron las puertas del bar Txepetxa. Pero la pasión por la hostelería de esta familia viene de lejos, desde el año 1916 cuando el padre de Josetxo, Valentin puso en marcha las Bodegas Donostiarras.
Tres generaciones dedicándose en cuerpo y alma a la hostelería. Y ahí está el resultado: hasta catorce formas distintas de preparar el producto, cada cual más suculenta: anchoas a la jardinera, con crema de centolla o con huevas de erizo. Siempre con la anchoa como protagonista.
Pero en palabras de Marañón, la protagonista de la película no es la anchoa, sino todas las personas que se acercan al bar en busca de sus miniaturas culinarias. Y es que el Txepetxa es, como menciona su propietario, un punto de encuentro para los donostiarras: “Es un bar de donostiarras para donostiarras. Mucha gente viene aquí porque ha quedado con sus amigos, como el que queda en el reloj del Boulevard”.
Un bar de familia y amigos; con gran arraigo a la zona. Y en plena nueva ola de hostelería, el arraigo es, como apunta Marañón, su sello personal: “Lo importante es ser un referente para los donostiarras. Conseguir que vengan porque se sienten como en casa es muy difícil”.
El Txepetxa es un bar de sencilla apariencia pero con un tesoro reconocido por todos. Sin embargo, la fórmula del marinado de anchoa es secreta; tanto que está guardada en una caja fuerte. Una receta que queda en familia pero que la comparten cada día con nosotros.
Sin duda, Txepetxa nace de la pasión por la excelencia. Y eso se refleja en el resultado. Una auténtica delicia culinaria que rinde un homenaje sincero a nuestra tierra, al mar y a nuestros arrantzales.
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